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ARTÍCULO DE OPINIÓN

Día Mundial de la Enfemería

 Puede que este año el 12 de mayo, Día Mundial de la Enfermería, haya menos que celebrar que nunca, y éste no es un pesimismo gratuito. El Govern balear ha anunciado el cierre de dos hospitales púbicos en una decisión tomada de forma unilateral y que responde a una matemática pura, sin mirar al rostro de los miles de afectados. Para el colectivo de la Enfermería supone, una vez más, nuevas pérdidas de puestos de trabajo. En lo que llevamos de recortes ya se contabilizan en cientos. Empleos de calidad, de personal cualificado, que crean a su vez riqueza y bienestar en nuestra comunidad. Sin embargo, a pesar de estas cifras, el mayor perjudicado es el usuario de la Sanidad Pública, que recibe una atención cada vez más precaria.

No es la única medida anunciada por el ejecutivo la pasada semana. El plan de ajuste y el inminente decreto que lo regulará, unidos a las medidas legisladas recientemente por el Gobierno estatal, dejan muchas más víctimas en el camino, algunas de ellas con menos repercusión mediática, pero con un impacto descomunal en la calidad de la asistencia sanitaria de nuestro servicio de salud.

El ataque directo a la atención sociosanitaria y de paciente crónico generará una dispersión y empobrecimiento de los cuidados que reciben en la actualidad estos usuarios, un gran incremento de presión en los hospitales de paciente agudo y por consiguiente un considerable incremento del gasto a medio plazo. Además del valor simbólico para nuestra sociedad que indudablemente tienen el Hospital General y el Hospital Joan March.

La pérdida de tres horas y media diarias de consultas en atención primaria va a suponer un retroceso en la atención que recibe el paciente en activo. No podrá disponer de tiempo en su horario de trabajo para recibir atención médica o de enfermería y además la accesibilidad va a verse seriamente mermada. La consecuencia será, sin lugar a dudas, un incremento de la demanda de atención urgente en los PAC y servicios de urgencias hospitalarios, con el consiguiente incremento de presión asistencial y consumo de recursos (pruebas complementarias, material hospitalario…)

En cuanto al plan de optimización estival de los hospitales, augura ni más ni menos que el cierre de más de 300 camas hospitalarias durante los tres meses de verano, y la reducción al 50% de la actividad quirúrgica en el mismo período. Una época en la cual las islas están desbordadas por el turismo, y las listas de espera acumulan ya retrasos que la administración sanitaria se cuida bien de ocultar…

El cierre de hospitales públicos, la disminución y el deterioro de la atención sociosanitaria, el recorte de horarios y asistencia en primaria, y el cierre de camas y servicios hospitalarios, son sólo una mínima parte de las consecuencias que acarrearán para el sistema. Suponen un ataque frontal a la sanidad pública balear, a sus usuarios y a sus profesionales. Suponen la absoluta irresponsabilidad de un gobierno que ha decidido, amparándose en las circunstancias, cruzar la famosa línea roja. Es momento de decir basta: si usuarios y profesionales somos incapaces de detener esta masacre, nuestro excelente sistema sanitario, pilar indispensable de cohesión social y de nuestro estado de bienestar, será en pocos meses solamente historia.

JORGE TERA